En román paladino

Cuando Juan Rulfo estuvo en España

Durante la primera quincena de octubre de 1983, Juan Rulfo estuvo por última vez en España. Vino a recoger el Premio Príncipe de Asturias que anualmente se concede en Oviedo. Juan Rulfo y los periodistas, como es natural, intentamos entrevistarle. Es cha Tarea difícil pues, como se sabe, el poeta mexicano se oponía siempre a que le sacasen en los periódicos; pensaba que el novelista, el poeta, el intelectual no deben someterse a ningún tipo de reportajes, que la promoción debe quedar para la gente del cine y del espectáculo, pero no para los escritores. Teoría harto discutible. Cuando Kant respondió a la pregunta, ¿qué es la Ilustración?, dijo que existe realmente cuando el hombre es capaz de moverse sin andaderas, de caminar por sí mismo, sin apoyos ajenos. Fue un trance importante hacía la libertad.

Conocí a Juan Rulfo en Madrid y luego en México, donde  nació. Admirador del páramo mejicano, de las tierras llanas y luminosas de Jalisco, llevaba en su alma la pasión  acrisolada y ascendente de las gentes sencillas. Debo al ilustre notario y escritor Juan López, mi conocimiento más completo y directo de aquellas gentes, de aquellos paisajes descritos magistralmente por Juan Rulfo. Porque es desde allí y desde sus libros dónde mejor se comprende la hondura social de “Pedro Páramo” o “El llano en llamas”. Nada tan quintaesenciado, tan profundo se ha escrito sobre aquellas gentes. Por eso al autor apenas le preocupaba  la brevedad de su obra, pues no necesitó muchas capítulos  para dar con el mensaje definitivo de lo que intentaba contarnos... 

Ha explicado Juan Rulfo, en varias ocasiones, que  sentía muy dentro de su conciencia la América latina, la que él vivía y sentía muy cerca de sus  ideas sociales y políticas, que los escritores carecían de medios para solucionar tantos conflictos y dolor. Leemos en uno de los capítulos finales: de uno de sus mejores novelas: “Faltaba mucho para el amanecer. El cielo estaba lleno de estrellas gordas”, hinchadas de tanta noche. La luna había salido un rato y luego se había ido. Era un de esas lunas tristes que nadie mira, a las que nadie hace caso. Estuvo un rato allí desfigurada, sin dar ninguna luz y después llegó a esconderse detrás de los cerros”. Se trata de apenas una breve pincelada, escrita con el dolor de que Juan Rulfo tuvo malos comienzos.

En la primera edición de este” Pedro Páramo” apenas se imprimieron, dos mil ejemplares y la mitad fueron a cargo del propio autor para regalarlos entre sus amigos y conocidos. También, como en el caso del Quijote, los ingleses tuvieron que ver con el reconocimiento más amplio y crítico del que gozaban sus obras, también, “El llano en llamas”, otro de los libros de los de Pedro Rulfo que tampoco debemos olvidar. Prosa prieta y sugestiva, reflejando siempre aquellas tierras mexicanas y aquellas gentes que tanto nos impresionan a los españoles.

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