A Volapié

La reducción de la jornada laboral

Recientemente el gobierno ha cometido el error de imponer la reducción de la jornada laboral sin disminución del salario, no habiendo consultado ni consensuado esta medida con las patronales. Esta decisión va a producir muchos más costes que beneficios, y solo se puede entender desde la ignorancia o el populismo ideológico de Yolanda Diaz. 

Con el gobierno actual el desarrollo socioeconómico de España se está deteriorando aceleradamente, cosa que se puede comprobar de muchas maneras. Por ejemplo, mediante la brecha creciente entre la renta per cápita media de la UE y la española (4 puntos porcentuales mayor desde que manda P. Sánchez). Somos el país con la menor recuperación económica tras el Covid, y eso a pesar de que Europa y el BCE nos han transferido cientos de miles de millones de euros desde 2020. Tenemos el desempleo más alto de la UE, y una de las inflaciones más altas. Es por esto por lo que lideramos el índice de Miseria (suma de paro e IPC). También lideramos el índice de hogares en riesgo de pobreza, y estamos entre los países de la UE con más hogares con carencia material severa. Además, en materia de productividad estamos peor que nunca. 

Por si alguno aún tuviera dudas, salimos muy mal posicionados en los rankings de los índices de Progreso Social y de Desarrollo Humano, nuestra renta per cápita es de las más bajas de la UE y de Europa, tenemos un déficit público y una deuda estatal insostenibles, y eso que estamos en expansión económica. Esto ocurre con récord de ingresos fiscales debido a que no se deflactan las tarifas para compensar la inflación, y bajo una lluvia de millones que cae desde Europa. ¿Imaginan lo que va a suceder cuando haya contracción económica y Europa se canse de regalarnos inmensas cantidades de dinero del que no somos capaces de decir dónde va una gran parte?.

En este escenario tan negativo, solo a una anticapitalista como Yolanda Díaz se le ocurre imponer por la fuerza, y sin diálogo, una reducción de jornada manteniendo el sueldo intacto. Esto no tiene justificación alguna teniendo en cuenta la escasa productividad de nuestra economía, y que una jornada de 40h semanales no es en ningún caso abusiva. La señora ministra ha decidido imponer la reducción de 40 a 38,5h en 2024, y a 37,5 en 2025.

Esto lo podría hacer un país rico y productivo, siempre que fuera de forma paulatina y consensuada. Ella, como no, como buena totalitaria prefiere la imposición. La ministra legisla una materia que desconoce, o quizá lo hace por odio anticapitalista. No entiende que cualquier subida directa o indirecta de los salarios debe estar ligada al crecimiento de la productividad, y por lo tanto al crecimiento de los beneficios. Si no se da este supuesto y queremos ganar más, entonces hay que trabajar más, y no menos. Salvo excepciones, como son las grandes empresas, las PYMES son en su mayoría muy poco productivas, y representan más del 95% del tejido productivo. Por lo tanto, esta medida es muy dañina y solo la podrán soportar una parte de las grandes empresas, que repito son escasísimas. Si desean mejorar los sueldos de la mayoría de los trabajadores, se deben centrar en mejorar la productividad…..y en bajar los impuestos a las clases medias y bajas.

La forma inteligente de aumentar la parte de los salarios en el PIB sería consensuar con las patronales una participación variable en los beneficios sujeta a objetivos ligados a la productividad y a la rentabilidad sobre el capital. 

Con esta medida la ministra lanza un ataque a los empresarios y emprendedores que podrá darle votos a corto plazo, pero que tendrá costes para la sociedad que excederán por mucho a los beneficios. Ignora esta señora los rudimentos de la economía, de la creación de riqueza y de empleo, parece que no entiende qué es la productividad, y por qué es tan importante, y por eso toma medidas que causan tanto daño a aquella parte de la economía que es la base de la generación de riqueza. ¡Leo con asombro que así pretenden crear empleo, sic!. Me temo que el odio también está detrás de esto, la aversión y rencor marxista hacia los empresarios, emprendedores y autónomos. 

A estas alturas del siglo XXI no han entendido que los empresarios son el corazón de la economía, que si los debilitan o arruinan, el barco se hundirá. Más del 95% de las empresas españolas son PYMES, empresas que generalmente tienen poco músculo financiero, una modesta rentabilidad, y una baja productividad. Atentar contra estas empresas y emprendedores daña a la sociedad en su conjunto, es además injusto, pues no son malvados explotadores sino creadores de empleo y riqueza y oportunidades, amén de ser una fuente fundamental de ingresos fiscales. Esto es simplemente confiscar por decreto parte de la riqueza de empresas y PYMES para dársela a los trabajadores, y de paso amarrar una gran bolsa de votos. 

Vamos a ver las estimaciones disponibles relativas al impacto de la reducción de jornada sin disminución del sueldo.

Según BBVA y FEDEA, esta medida populista va a restar el 2,6% al PIB acumulado de los próximos 5 años, y el 3,4% al crecimiento del empleo, es decir que se van a perder 722.000 puestos de trabajo. Tenemos el récord de desempleo (el juvenil también) y se permiten el lujo de tomar medidas que van a impedir que se creen muchos cientos de miles de empleos. 

No solo van a dañar la creación de empleo, van a generar aún más inflación de la que engendran con un gasto público corriente desbocado financiado con una expansión de la deuda como nunca se ha visto. Habrá más inflación porque las empresas y PYMES que puedan subirán los precios, y desde luego frenarán la contratación, aumentarán las jornadas parciales, y no pocos optarán por despedir. Y no solo esto, la mayoría tenderá a compensar este incremento de costes con la contención salarial. 

En vez de poner las bases necesarias para que haya creación de empleo privado y mejore la productividad, y por lo tanto puedan aumentar los salarios, toman las medidas contrarias. 

Obligar mediante el BOE a una pequeña empresa que tiene unos pocos trabajadores a contratar uno o dos más para hacer lo mismo, no es crear empleo, ¿en qué cabeza cabe?. Eso es arruinar a la empresa, limitar su rentabilidad, su capacidad para generar recursos y crecer, es despojar al que toma los riesgos y trabaja 50 o 60 h a la semana del fruto legítimo de su trabajo. Para cobrar mayores sueldos, o trabajar menos, hay que ser más productivos. Es la única manera. Son necesarias políticas enfocadas hacia el aumento de la productividad. Menos del 2 o 3% de las empresas españolas tienen el músculo financiero, los márgenes y la rentabilidad necesarias para soportar esta excentricidad populista de Yolanda Díaz.  

¡Parece ser que esta locura solo acaba de empezar porque los sindicatos y su adorada “ministra del desempleo” pretenden reducir la jornada a 32h en la siguiente década!. 

No pensemos que solo afecta a los empresarios y autónomos, como si estuviera justificado en democracia cebarse en ellos por odio político o cualquier otra razón. Esto también va a dañar a los trabajadores por cuenta ajena. A corto plazo un número importante trabajará menos, pero a medio plazo habrá más gente en el paro, y todos lo pagaremos con más inflación. Last but not least, hacienda también sufrirá las consecuencias. No se me ocurre una medida política más insensata, más equivocada en las actuales circunstancias socioeconómicas de España. 

La clave está en la productividad, y no en confiscar la riqueza de los empresarios mediante el BOE. La segunda palanca que hay que tocar para mejorar la renta disponible de los trabajadores es la presión fiscal. Hay que bajar la imposición directa e indirecta a las clases medias y bajas y así podrán llegar a final de mes, y en algunos casos ahorrar. 

Parafraseando a Bill Clinton, “se trata de la productividad y de los impuestos, estúpida”.

Más en Opinión