Plano secuencia

Trilogía de la Residencia de Estudiantes: Tut-Ankh-Amen (versión 2024)

Queridísima Loynaz, mi Dulce María:

Ya muy bien sabes que desde hace unos años vivo amaestrando aires en la Residencia de Estudiantes. Cada día acaricio con mi boca sus ladrillos bermejos y, así, imagino rozar gloriosos labios: «Junta tu roja boca con la mía». Cada noche es un canto, y, así, también, me lleno desde mi ventana con estrellas y con versos: «Alta va la luna. / Bajo corre el viento. / (Mis largas miradas / exploran el cielo). / Luna sobre el agua. / Luna bajo el viento». En este presente espacio conjugo el pasado de mis voces con los silencios de un futuro infierno. Todo es un paraíso, al que a veces pongo música con el pianísimo que hay en su salón. «Aquí escribo, trabajo, leo, estudio. Este ambiente es maravilloso». Hoy, por ejemplo, 24 de noviembre de 1924, he asistido a la primera conferencia impartida por el señor Howard Carter, descubridor de la tumba de Tut-Ankh-Amen. El científico ha llegado a Madrid hoy mismo, procedente de París, y durante su estancia se alojará en el Palacio de Liria. La charla ha sido un éxito. El espacio en la Residencia ha resultado pequeño para el mucho público que ha querido asistir. Allí he podido ver al embajador británico y al nuncio papal, a intelectuales (Benlliure, Gómez Moreno, Mélida, Ortega y Gasset…), a amistades de la Residencia y de la Residencia de Señoritas (Alicia, Jimena, Marta, Rosario, Sara, Alfredo y Javier). A las seis de la tarde, el Duque de Alba ha abierto el acto con los objetivos del Comité Hispano-Inglés que preside, agradeciendo la venida del arqueólogo y recordando al fallecido Lord Carnarvon. A continuación, el ilustre protagonista, a quien he visto «seco ya como la momia de un gato egipcio», ha tomado la palabra y, en su idioma, ha iniciado su intervención tratando sobre el reinado del joven faraón. Después, se ha detenido en la descripción del Valle de los Reyes y, luego, ha señalado las razones que hicieron decidirse por esa zona en concreto. Finalmente, hemos disfrutado con la aventura de su descubrimiento. ¿Sabrás que el 4 de noviembre de 1922 y con alrededor de unos 120 trabajadores egipcios, el señor Carter encontró una escalera que daba acceso a la deseada tumba? Y esa fecha fue la puerta a una gloria.

Para darte más detalles, una enorme estela de proyecciones ha hecho más atractiva la disertación. Las últimas palabras del sabio invitado han sido muy emotivas. No me resisto a copiarte en español unas cuantas:

«[…] había una diminuta guirnalda de flores de loto, que no valdría sino unas cuantas piastras, pero que representaba el último adiós de la joven reina al difunto representante de los dos reinos.

Puedo aseguraros que, entre todo aquel esplendor regio y aquella magnificencia real, en que brillaba el oro por todas partes, no había nada tan hermoso como aquellas flores marchitas, que conservaban todavía su tono de color, el azul y el amarillo del loto. Esas pobres flores nos decían que era realmente muy corto un periodo de tres mil trescientos años, no más que el ayer y el mañana. Verdaderamente, aquel pequeño rasgo de ternura hermanaba aquella antigua civilización con la de los presentes tiempos».

He oído que la segunda ponencia, el 26 de noviembre, se dará en el Teatro Fontalba, por no ser posible acoger en la Residencia a tanto interesado. A esa no iré. No puedo. «Un turbio laberinto / de estrellas ahumadas / enreda mi ilusión / casi marchita. / ¡La sombra de mi alma! / Y una alucinación / me ordeña las miradas. / Veo la palabra amor / desmoronada».

(¿Por qué no me iluminas pronto con algo tuyo sobre este faraón de aguas, juncos y penumbras? «Carta de amor a Tut-Ankh-Amen» sería un bello título. ¿Un poema? ¿Una prosa lírica? Ya imaginarás lo que prefiero, y más tratándose de una luz difunta: «Un libro de poesías / es el otoño muerto: / los versos son las hojas / negras en tierras blancas, / y la voz que los lee / es el soplo del viento / que les hunde en los pechos / entrañables distancias». Y un detalle más: como el año pasado, y a través de nuestro Pepe María Chacón, haré llegar un libro, que te gustará mucho. Recíbelo como regalo para tu próximo cumpleaños). 

Adiós, cubana.
Ya sabes cuánto te quiere
F.